La motivación desempeña un papel fundamental como dispositivo básico en el proceso de aprendizaje. Es el motor que impulsa a las personas a explorar, adquirir y asimilar nuevos conocimientos y habilidades. Cuando alguien encuentra un propósito, un interés genuino o una recompensa personal en lo que está aprendiendo, su compromiso y retención de la información tienden a ser significativamente más altos. En este sentido, la motivación actúa como un puente entre la curiosidad innata del ser humano y el proceso de adquisición de conocimiento, permitiendo que el aprendizaje se convierta en una experiencia significativa y duradera. Comprender la dinámica de la motivación es esencial para optimizar el proceso educativo y promover un aprendizaje más efectivo y enriquecedor.